Combate el sobrepeso
Activa la termogénesis
El árbol del té (Camellia
sinensis (L.) O. Kuntze, Theaceae (= Thea
sinensis
L.; = C. thea Link.), originario de los bosques lluviosos de
la India y
del este de China, es ampliamente cultivado en Ceylan (Sri
Lanka), India,
China, distintos países del Sudeste Asiático y en el este de
la zona tropical
de África. En estado espontáneo, se trata de un árbol de 5 -
10 metros de
altura. Cuando se somete a cultivo, las prácticas de poda
que se realizan
sobre él hacen que su altura no sobrepase los 150 cm de altura,
con lo cual
se facilita la recolección de las hojas, al tiempo que se
favorece su crecimiento
en anchura. Es una especie de hoja perenne, con flores
blancas cuyos
sépalos están ligeramente soldados en la base. El fruto es
una pequeña
cápsula redondeada. La hoja del té presenta un peciolo corto
y un limbo
oval, acuminado y dentado en las tres cuartas partes
superiores. Los dien-
tes de la hoja de té presentan una especie de almohadilla
con un pequeño
punto negro incurvado en forma de gancho.
Existen numerosas clases de tés comerciales, en función de
las variedades
botánicas, la edad de las hojas, edad de los tratamientos,
el origen
geográfico, etc. Desde el punto de vista comercial en España
se distinguen
los siguientes tés:
• Té verde,
estabilizado por calor seco o mediante vapor, liado, secado
rápidamente.
• Té negro,
marchitado durante un día, liado, fermentado en atmósfera
húmeda y secado a continuación con aire caliente.
• Té oolong (te rojo),
sometido tan solo a una fermentación parcial.
• Té blanco,
elaborado con los brotes jóvenes y únicamente sometido
a desecación.
Hay que tener en cuenta que la fermentación a la que se
someten el
su olor y sabor así como su aspecto, debido a la actuación
de las polifenoloxidasas,
si bien el contenido en cafeína
no sufre alteración.
Las hojas de té desecadas, no fermentadas (té verde), son
conocidas
en algunas ocasiones como «camilina». Se trata de una de las especies
medicinales más conocidas por los españoles después de la valeriana y la
soja (proteínas, isoflavonas y lecitina)
En cuanto a su composición química, contienen distintos
tipos de
componentes tales como proteínas,
aminoácidos, azúcares, ácido ascórbico
y vitaminas de grupo
B y heterósidos de alcoholes terpénicos, responsables
en gran medida de aroma de la infusión; los principios
activos
mas importantes pertenecen al grupo de las bases xánticas y de los polifenoles.
La base xántica
predominante en las hojas de té es la cafeína,
cuyo
contenido se encuentra entre un 2-4%, según las distintas
variedades. En
cuanto a los compuestos fenólicos, su presencia en la hoja
de té puede alcanzar
hasta el 20%, aunque su contenido depende, al igual que en
el
caso de la cafeína,
de la variedad, edad de las hojas, siendo más abundantes
en las más jóvenes, y la estación del año en que hayan sido
recolectadas.
El grupo de los polifenoles
del té está constituido por ácidos fe-
noles (ácidos clorogénico y cafeico), taninos gálicos, flavonoides, proantocianidoles
y, como componentes polifenólicos predominantes, derivados
flavánicos tales como galato de epigalocatecol (epigalocatequina 3-galato
[EGCG]), la mas
abundante; (-)-epigalocatequina (EGC); (-)-epicatequina
3-galato (ECG); (-)-epicatequina (EC); (+)-galocatequina y
(+)-catequina.
Ahora bien, el proceso de fermentación a que se someten el
té negro y el
oolong origina la oxidación de los polifenoles, dando lugar
a compuestos
derivados de las benzotropolonas que prestan a la infusión
una coloración
FARMACOLOGÍA
Las propiedades medicinales que se han atribuido al té desde
antiguo
justifican el hecho de que en los países asiáticos fuera
utilizado antes como
medicamento que como bebida.
En medicina tradicional se ha utilizado como estimulante,
para mejorar la fluidez de la sangre, facilitar la excreción
urinaria
y como detoxificante.
El efecto diurético, así como el estimulante sobre
el sistema nervioso
central, debidos a su contenido en cafeína, son perfectamente conocidos
y contrastados, si bien en el momento actual son los compuestos polifenólicos
presentes en el té los que despiertan mayores expectativas
dentro
del ámbito terapéutico, debido sobre todo a su importante
capacidad antioxidante
y captadora de radicales libres , demostrada mediante
ensayos
farmacológicos in vitro e in vivo y por medio de ensayos
clínicos. Por
ejemplo se ha comprobado que la administración de una
infusión de 2 g
de hojas pulverizadas en 200 mL de agua protege de la
oxidación generada
por el ejercicio físico en voluntarios sanos .
Por otra parte, los flavanoles
del té verde poseen actividad antimutagénica,
bien oponiéndose a la formación de mutágenos tales como la
nitrosamina,
bien impidiendo la expresión de la mutagenicidad, tal como
ocurre en el caso de los hidrocarburos policíclicos
aromáticos. Distintos ensayos
realizados sobre animales de experimentación permiten
concluir que
infusiones de té verde así como el galato de epigalocatecol,
impiden la
cancerización experimental de distintos órganos . Esto
podría estar en relación
con el hecho de que EGCG
inhibe a la urokinasa, enzima implicada
en la proliferación y la difusión tumoral. A ello hay que
añadir la capacidad
del té demostrada en estudios in vitro, de modular la
actividad de los enzimas
implicados en la metabolización hepática, hecho cuya
importancia
reside en que el balance entre estos enzimas puede ser
determinante en
cuanto a riesgo de desarrollo de procesos neoplásicos
inducidos por agentes
químicos.
Al contrario de lo que ocurre en la investigación con
animales, los
meta-análisis publicados en fechas recientes únicamente han
podido confirmar
que el consumo habitual de infusiones de té disminuye
ligeramente
el riesgo de padecer cáncer colorectal.
En cuanto a la eficacia de Camellia sinensis sobre el perfil
lipídico, existen
numerosas investigaciones realizadas en animales y en el
hombre. En
la mayoría de los realizados en animales se constata la
eficacia de esta
planta medicinal para reducir colesterolemia,
trigliceridemia y el cociente
LDL/HDL.
La disminución de estos parámetros conduce a pensar que el
consumo
habitual de té verde, o de preparados elaborados a partir
del mismo, llevaría
a un descenso del riesgo de aterosclerosis y de las
enfermedades cardiovasculares
relacionadas con la misma. Los ensayos clínicos realizados
en el hombre han demostrado que los preparados de té verde
son capaces
de reducir la oxidación de LDL-colesterol y por ello de
prevenir la enfermedad
coronaria. Son muy numerosas las investigaciones realizadas
recientemente con
objeto de verificar su eficacia en la prevención y
tratamiento del sobrepeso
y obesidad.
El té verde y sus componentes mayoritarios de tipo fenólico,
principalmente
EGCG han
demostrado en cultivos celulares y modelos de obesidad
en animales que reducen la proliferación y diferenciación
de adipocitos y
los niveles plasmáticos de triglicéridos, ácidos grasos
libres, colesterol, glucosa,
insulina y leptina, todo lo cual contribuye a la
reducción del peso por
disminución de la masa grasa.
Entre los mecanismos de acción propuestos se encuentra la
actividad
inhibitoria sobre algunas kinasas reguladoras del ciclo
celular de los adipocitos
y/o factores de transcripción implicados en la
diferenciación celular.
Asimismo actúan inhibiendo la actividad y expresión de
diversas enzimas
implicadas en el proceso de lipogénesis como son la
acetil-CoA
carboxilasa (ACC), sintasa de ácidos grasos (FAS), etc.. En
estudios
recientes se ha propuesto la existencia de un receptor
específico a
EGCG con
distintas isoformas, localizadas en diferentes células .
A todo lo anterior se añade el efecto que sobre los procesos
de lipolisis
y termo-génesis presenta el té verde. Con respecto a
la lipolisis, en ensayos
in vitro realizados con un extracto de té verde, con un
contenido en
catequinas del 25
%, se ha demostrado la capacidad del mismo, en condiciones
similares a las fisiológicas de inhibir drásticamente la
lipasa gástrica
y, en menor proporción, la lipasa pancreática, de tal forma
que la lipolisis
de los triglicéridos de cadena larga se reduce en un 37% en
presencia del extracto de té verde rico en catequinas. Igualmente se ha
puesto de manifiesto mediante ensayos in vitro, que los
extractos de té
verde ricos en catequinas
interfieren en el proceso de emulsificación de las
grasas que se ha de producir en el digestivo como paso
previo a la actuación
de las lipasas. Estos resultados son indicativos de que los
extractos de
té verde con un alto contenido en catequinas inhiben parcialmente la lipolisis
de las grasas imprescindible para la absorción
intestinal de las mismas,
mediante un doble mecanismo en el que se aúna la inhibición
de las
lipasas, fundamentalmente de la gástrica, con la alteración
del proceso de
emulsificación, previo a la actuación de las lipasas.
Teniendo
en cuenta que se ha demostrado que otros taninos condensados
son capaces
de inhibir enzimas
pertenecientes a distintas categorías (proteasas,
alfa-amilasas, lipasa pancreática, etc.) cabe pensar
que el efecto inhibitorio
del té verde sobre las lipasas gástricas y pancreática puede
ser debida al alto contenido del
mismo en catequinas
y, sobre todo en EGCG. Entre
las ventajas del empleo de preparados de té frente a otro
tipo de fármacos
con similares mecanismos de acción figura que la
administración de los
extractos de té ricos en catecoles no producen diarreas,
debido a que las
grasas no absorbidas no sufren el proceso de emulsión.
El efecto del té verde sobre la termogénesis es el resultado
de las actuaciones
conjuntas de la cafeína
y de las catequinas que entran en su
composición, por interacción de ambos tipos de compuestos en
el eje noradrenalina/AMPc.
Las catequinas
presentes en el té verde, y en particular
EGCG prolongan la
vida de la noradrenalina, mediante la inhibición de la
COMT (catecol orto-metil-transferasa) enzima encargada de la
destrucción
de la noradrenalina dando como resultado el incremento de
los niveles
de noradrenalina en el espacio sináptico, imprescindible
para que se inicie,
tras interacción con los receptores beta3 del adipocito, el
proceso de
termogénesis. La continuación de la termogénesis necesita de
la presencia
en la célula grasa de niveles adecuados de AMPc, el cual se
transforma en
5´-AMP por acción de la fosfodiesterasa, con la consiguiente
pérdida de los
niveles de AMPc necesarios para la termogénesis. Como
consecuencia,
cualquier compuesto que inhiba a la fosfodiesterasa dará
lugar a un incremento
de la termogénesis, tal y como ocurre con la cafeína. Por tanto,
como consecuencia de esta suma de actuaciones de la cafeína y de las catequinas
presentes en el té verde, se produce un incremento de
la termogénesis . Dicho incremento, tal y como se desprende
de un ensayo
clínico llevado a cabo con un extracto de té verde rico en catequinas
da lugar a un aumento en el gasto energético diario igual al
4%.
Dado que la termogénesis contribuye en un 8-10% al gasto
energético
diario, los resultados obtenidos en este ensayo clínico
indican que la administración
del citado extracto de té verde, produjo un incremento de la
termogénesis de un 35-40%, porcentaje que es comparable al
obtenido
en otros ensayos en los que se administraron dosis muy
elevadas de cafeína . A todo lo
anterior se une el hecho de que esta estimulación de la
termogénesis inducida por AR25 no se vio acompañada por un
incremento
del ritmo cardiaco, ni de la presión arterial, debido a que
las cantidades
de cafeína presentes en la dosis de extracto a administrar
por día,
son similares a las que se pueden encontrar en una taza de
té (150 mg).
Debido a estos mecanismos, se ha comprobado, que la
administración
de preparados de té, normalizados en su contenido en catequinas, son capaces
contribuir a la reducción del peso corporal especialmente en
lo que
se refiere a la grasa abdominal y subcutánea, reduciendo
además los niveles
de triglicéridos plasmáticos.
Algunos ensayos clínicos, sugieren su eficacia moderada
en el tratamiento de la obesidad a través del incremento en
el gasto energético
(termogénesis postprandial) y de la oxidación de grasas que
se
traducen en una pérdida de peso corporal y de grasa. Por lo
general se han
utilizado preparados (droga pulverizada, extractos o
infusiones) cuyo contenido
en EGCG varía
entre los 115 y los 323 mg/día, durante periodos de
INDICACIONES
La hoja de té y los extractos obtenidos a partir de la
misma, pueden
ser utilizados por vía oral:
• Como coadyuvante en regímenes de adelgazamiento.
• En el tratamiento sintomático de diarreas ligeras y
en astenias funcionales.
• Para favorecer la eliminación renal de agua.
POSOLOGÍA
Las dosis recomendadas en el caso de tratamiento de
sobrepeso son
de 1.400 mg/día del extracto rico en catequinas, repartidos en dos tomas
(desayuno y almuerzo), durante un periodo de tres meses,
preferente-
mente por la mañana y a mediodía para evitar que el efecto
estimulante
de la cafeína
pueda producir insomnio.
PRECAUCIONES
A pesar de su bajo contenido en cafeína, no es aconsejable su uso en
personas especialmente sensibles a las bases xánticas. Debido a su efecto
diurético es conveniente controlar las asociaciones de
preparados de té
verde con otros fármacos tales como los digitálicos. Durante
el tratamiento
de la obesidad es conveniente controlar la funcionalidad
hepática pues la
movilización de las grasas puede provocar su acumulación en
hígado.
INTERACCIONES
No descritas
TOXICIDAD Y EFECTOS SECUNDARIOS
De acuerdo con los ensayos realizados, los extractos de té
verde ricos
en catequinas
presentan una baja toxicidad, estando prácticamente exentos
de efectos secundarios.
CONSEJO FARMACÉUTICO
Los extractos de té ricos en catequinas (25%) se encuentran especialmente
recomendados en el tratamiento del sobrepeso, en aquellas
personas
cuyo IMC se encuentre comprendido entre 25 y 29,9 kg/m2,
siempre
y cuando no presenten especial sensibilidad hacia las bases
xánticas.
Precautoriamente, se desaconseja su ingestión antes de dormir.
Precautoriamente, se desaconseja su ingestión antes de dormir.
Muy buen artículo, felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias Germán.
EliminarEstás invitado al resto de artículos.
Un abrazo!